Son días en que deseo
morir y despertar en tus brazos
una y otra vez.
Refregar mis ojos en tus ropas,
tan acordes a ti,
y a tu piel.
Beber de tus labios los besos
amor,
naufragar en caricias
morir
una y otra vez.
Son días blancos y plenos.
Hay lágrimas
pero falta el llanto
¡Oh Dios, gracias!...Hoy falta el llanto.
Ya no llueve por las noches
y la luna
ya no ríe como antes
cuando cansados, mis oídos
aguardaban un te amo.
Son días en que una luz
tenue y celeste
ilumina mi alma
que se regocija
una y otra vez
desterrando tristezas y nostalgias.
Y es entonces aquí
el momento exacto en que apareces,
Es entonces cuando te amo.
Te amo.
Son días renovados,
Limpios.
Días en que mi voz
ya no reniega un corazón.
Porque hoy es suyo
como sus vocales
y consonantes.
Como este grito enardecido
que navega sobre los vientos
y así
llega hasta ti.
Son días eternos,
inacabables
en las caricias de tus manos
y en cada beso de tu boca.
En tus sonrisas, en tus palabras
en cada una de las cosas
que llamas tuyas.
Son días en los que sólo deseo
morir y despertar en tus brazos
una y otra vez
por siempre.
Amor.
miércoles, 24 de junio de 2009
lunes, 23 de febrero de 2009
"Rosas y Jazmines"
Elección que perdura
por mucho
o no tanto.
Inmenso amor
belleza
dulzura
todo,
tú eres.
El cristal lo refleja
lo roto es imagen
y muere
cuando caes con él.
El sonido es agudo
contra el piso
deja vidrios que lastiman
y matan.
Luz tenue y celeste
emana de allí
y una mano alcanza a sostenerlo.
Es espejo ahora
me veo
allí, contigo.
La sangre no brota
se dirige directo al corazón
roja
espesa
con un luz tenue y celeste.
Brazos,
tuyos y míos
entrelazados
se aman
y el cristal desaparece
creo yo
que nunca estuvo allí.
Con vehemencia lo tomo
aún estamos
me veo
y te veo.
Somos reflejo
Somos.
Guárdalo
entre rosas y jazmines
Bésalo
por si algún día te faltare mi rostro
y déjame mirarlo
por si acaso un día
no hubiere luz alguna
ni tenue,
ni celeste.
Martín Estévez
por mucho
o no tanto.
Inmenso amor
belleza
dulzura
todo,
tú eres.
El cristal lo refleja
lo roto es imagen
y muere
cuando caes con él.
El sonido es agudo
contra el piso
deja vidrios que lastiman
y matan.
Luz tenue y celeste
emana de allí
y una mano alcanza a sostenerlo.
Es espejo ahora
me veo
allí, contigo.
La sangre no brota
se dirige directo al corazón
roja
espesa
con un luz tenue y celeste.
Brazos,
tuyos y míos
entrelazados
se aman
y el cristal desaparece
creo yo
que nunca estuvo allí.
Con vehemencia lo tomo
aún estamos
me veo
y te veo.
Somos reflejo
Somos.
Guárdalo
entre rosas y jazmines
Bésalo
por si algún día te faltare mi rostro
y déjame mirarlo
por si acaso un día
no hubiere luz alguna
ni tenue,
ni celeste.
Martín Estévez
martes, 17 de febrero de 2009
"Por momentos"
Intento soslayar la soledad
y lo logro
por momentos.
Quizá, por momentos también,
puedo verme hasta valiente.
Por momentos callo
callo y
río
beso labios, rojos labios
y río.
Siento pieles que me rozan
y caen
también
hacia el piso ya mojado.
Por momentos,
y sólo por momentos,
quiero creer
y creo
veo cielos despejados
percibo aromas
frescos
que supe regalar.
Oigo silencios que hablan de amor
y por momentos
puedo verme hasta valiente
venciendo miedos
que aún
hoy
ni siquiera están presentes.
Por momentos lloro
sí
lloro
lloro y río
caigo
y lloro
pero ya no río,
por momentos no río,
lloro sin cesar.
Hoy
seré yo quien regale mis lágrimas
para no ensuciarme de soledad
por momentos puedo lograrlo
puedo verme hasta valiente.
Más hoy
creeré en ti poesía mía
porque eres mía como mí llanto
porque eres mía
mía
como mi risa.
Martín Estévez
y lo logro
por momentos.
Quizá, por momentos también,
puedo verme hasta valiente.
Por momentos callo
callo y
río
beso labios, rojos labios
y río.
Siento pieles que me rozan
y caen
también
hacia el piso ya mojado.
Por momentos,
y sólo por momentos,
quiero creer
y creo
veo cielos despejados
percibo aromas
frescos
que supe regalar.
Oigo silencios que hablan de amor
y por momentos
puedo verme hasta valiente
venciendo miedos
que aún
hoy
ni siquiera están presentes.
Por momentos lloro
sí
lloro
lloro y río
caigo
y lloro
pero ya no río,
por momentos no río,
lloro sin cesar.
Hoy
seré yo quien regale mis lágrimas
para no ensuciarme de soledad
por momentos puedo lograrlo
puedo verme hasta valiente.
Más hoy
creeré en ti poesía mía
porque eres mía como mí llanto
porque eres mía
mía
como mi risa.
Martín Estévez
lunes, 29 de diciembre de 2008
miércoles, 3 de diciembre de 2008
sábado, 29 de noviembre de 2008
"Verte y morir"
Amarga soledad que me acompaña,
que se torna indiferente,
ante la mirada hostil de la melancolía.
Pero no se marcha, es mía,
sólo mía...
Propone calamidades que son recuerdos entre mis manos,
reverbera las aflicciones que me convierten en un esclavo.
Esclavo de las penas que se asilan en mi alma,
perpetuo de la nostalgia,
que torna lágrima cada letra de tu nombre.
Lujuria sin caricias, sin contacto.
Son besos oxidados que mi boca resguarda a tu regreso...
Certezas convertidas en mi dudas,
que se plasman en negros versos.
Y es nuevamente así...
Es verte y morir.
Talvez porque tus ojos ya no me miran,
o porque se reflejan en otros y me esquivan a mí.
Desahuciada la sonrisa que no logra ser sonrisa,
mas sólo logra ser la mueca
que fue robada por un brisa.
Que se hizo amiga de alguna nubes,
mas sin tus labios quedo sin vida.
Amarga soledad que me acompaña.
Que hoy es más que mi compañera,
hoy es la dueña de la verdad.
Que hoy no comparte más que el vacío,
ese vacío que permanece inerte a un costado de mi vida.
Y es nuevamente así...
Es verte y morir...
Es no entender porque me faltas
y al mismo tiempo saberlo todo.
Es ignorar la dirección de tus palabras,
para encontrarlas luego con mis sonidos, con mis letras,
con todo lo que era mío.
Es verte y morir...
O quizá ni siquiera eso.
porque morir sería aplacar el dolor que me tortura.
Sería acabar con el flagelo de tus susurros,
cadenas que me atan a la memoria.
Es verte y verme al mismo tiempo...
Es ver morir el pétalo que ayer fue el dueño de tu sí.
Es verme sin un camino, perdiendo el rumbo,
perdiendolo todo...
Es verte y saber que ya no me miras...
Es verte y no existir...
Es sólo verte por un instante...
Es sólo verte,
y sin tí morir.
Martín Estévez.
que se torna indiferente,
ante la mirada hostil de la melancolía.
Pero no se marcha, es mía,
sólo mía...
Propone calamidades que son recuerdos entre mis manos,
reverbera las aflicciones que me convierten en un esclavo.
Esclavo de las penas que se asilan en mi alma,
perpetuo de la nostalgia,
que torna lágrima cada letra de tu nombre.
Lujuria sin caricias, sin contacto.
Son besos oxidados que mi boca resguarda a tu regreso...
Certezas convertidas en mi dudas,
que se plasman en negros versos.
Y es nuevamente así...
Es verte y morir.
Talvez porque tus ojos ya no me miran,
o porque se reflejan en otros y me esquivan a mí.
Desahuciada la sonrisa que no logra ser sonrisa,
mas sólo logra ser la mueca
que fue robada por un brisa.
Que se hizo amiga de alguna nubes,
mas sin tus labios quedo sin vida.
Amarga soledad que me acompaña.
Que hoy es más que mi compañera,
hoy es la dueña de la verdad.
Que hoy no comparte más que el vacío,
ese vacío que permanece inerte a un costado de mi vida.
Y es nuevamente así...
Es verte y morir...
Es no entender porque me faltas
y al mismo tiempo saberlo todo.
Es ignorar la dirección de tus palabras,
para encontrarlas luego con mis sonidos, con mis letras,
con todo lo que era mío.
Es verte y morir...
O quizá ni siquiera eso.
porque morir sería aplacar el dolor que me tortura.
Sería acabar con el flagelo de tus susurros,
cadenas que me atan a la memoria.
Es verte y verme al mismo tiempo...
Es ver morir el pétalo que ayer fue el dueño de tu sí.
Es verme sin un camino, perdiendo el rumbo,
perdiendolo todo...
Es verte y saber que ya no me miras...
Es verte y no existir...
Es sólo verte por un instante...
Es sólo verte,
y sin tí morir.
Martín Estévez.
martes, 25 de noviembre de 2008
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